JUSTICIA PARA TODOS
En el marco de la Reforma Procesal Penal, la publicidad emitida profusamente por todos los medios disponibles, por parte de las autoridades de Gobierno, hacía mención que en esta nueva etapa de la justicia chilena nadie quedaría al margen de ella. La frase publicitaria estuvo a punto de derrumbarse en las últimas semanas, junto con la entrada en vigencia del Ministerio Público en Santiago, tras el caso Lavandero.
El político, Demócrata Cristiano de casi toda una vida, Senador por la Novena Región, con un largo historial de enfrentamientos con su partido y miembros del mismo, la prensa, el Juez de Policía Local de Casablanca y, ahora último, con quienes lo acusaban de haber abusado de menores en su casa de campo, o sea, de pedofilia.
Luego de muchos dimes y diretes fue llevado a los tribunales para ser juzgado, era lo que correspondía y lo que le ocurriría a cualquier ciudadano que sea acusado de delinquir. En esa instancia el acusado, a través de sus abogados debe demostrar su inocencia. Inocencia que Lavandero y sus abogados declaraban a los cuatro vientos.
Todo el mundo salió al ruedo. Algunos para poner distancia con el inculpado, luego de años de amistad. Algunos a remarcar que en Chile nadie está al margen de la Ley y que las Instituciones funcionan. Otros para decir que primero había que esperar el fallo del Tribunal. En su partido muchos le dieron vuelta la espalda en cuanto comenzó a ser acusado.
Una vez que el juicio se llevó a cabo y, según Lavandero, se declaró culpable del delito del que era acusado a instancias de sus abogados defensores y como una estratégia dentro del proceso, fue sentenciado a cinco años de libertad vigilada. Fallo que de inmediato provocó una ola de protestas, tanto de los familiares de los afectados, cuatro menores, como de la opinión pública en general. Las frases rimbombantes quedaban atrás, las instituciones no funcinaban para todos de igual forma, apareció el fantasma de los ciudadanos de primera y segunda clase.
Hoy la ciudadanía en general puede estar más tranquila. La Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de Temuco, resolvió condenar a Jorge Lavandero a cinco años de prisión efectiva, revocando así el fallo anterior. La sentencia además confirmó la decisión de la jueza de Garantía de inhabilitar de por vida a Lavandero de ejercer los derechos políticos, lo que lo significa que desde el momento en que se ejecute la sentencia deja inmediatamente de ser Senador de la República.
El caso Lavandero, que ha sido el foco noticioso de las últimas semanas, no ha dejado a nadie indiferente. Muchos padres con hijos pequeños protestaron contra la primera decisión tomada por la Corte. En la ciudadanía en general quedaba la sensación de desampararo ante las evidencias que demostraban los abogados y testigos.
La decisión de revocar el fallo anterior deja satisfechos en parte a los querellantes, ya que muchas pruebas no fueron consideradas por haber prescrito, entre ellos los testimonios del hijo de la Presidenta del Consejo de Defensa del Estado, Clara Szczaranski, lo que habría agravado la falta y subido los años de prisión del inculpado. Pero no todo está perdido en esta madeja de declaraciones y posiciones. Los políticos sólo desean estar lo más lejos posible de Lavandero. Los inmaculados de siempre entregan opiniones cada vez más light. Los afectados directamente en el tema respiran un poco más tranquilos pero no satisfechos. La ciudadanía, en general, piensa que el slogan de Justicia para Todos podría ser realmente efectivo si todos se lo propusieran.
El político, Demócrata Cristiano de casi toda una vida, Senador por la Novena Región, con un largo historial de enfrentamientos con su partido y miembros del mismo, la prensa, el Juez de Policía Local de Casablanca y, ahora último, con quienes lo acusaban de haber abusado de menores en su casa de campo, o sea, de pedofilia.
Luego de muchos dimes y diretes fue llevado a los tribunales para ser juzgado, era lo que correspondía y lo que le ocurriría a cualquier ciudadano que sea acusado de delinquir. En esa instancia el acusado, a través de sus abogados debe demostrar su inocencia. Inocencia que Lavandero y sus abogados declaraban a los cuatro vientos.
Todo el mundo salió al ruedo. Algunos para poner distancia con el inculpado, luego de años de amistad. Algunos a remarcar que en Chile nadie está al margen de la Ley y que las Instituciones funcionan. Otros para decir que primero había que esperar el fallo del Tribunal. En su partido muchos le dieron vuelta la espalda en cuanto comenzó a ser acusado.
Una vez que el juicio se llevó a cabo y, según Lavandero, se declaró culpable del delito del que era acusado a instancias de sus abogados defensores y como una estratégia dentro del proceso, fue sentenciado a cinco años de libertad vigilada. Fallo que de inmediato provocó una ola de protestas, tanto de los familiares de los afectados, cuatro menores, como de la opinión pública en general. Las frases rimbombantes quedaban atrás, las instituciones no funcinaban para todos de igual forma, apareció el fantasma de los ciudadanos de primera y segunda clase.
Hoy la ciudadanía en general puede estar más tranquila. La Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de Temuco, resolvió condenar a Jorge Lavandero a cinco años de prisión efectiva, revocando así el fallo anterior. La sentencia además confirmó la decisión de la jueza de Garantía de inhabilitar de por vida a Lavandero de ejercer los derechos políticos, lo que lo significa que desde el momento en que se ejecute la sentencia deja inmediatamente de ser Senador de la República.
El caso Lavandero, que ha sido el foco noticioso de las últimas semanas, no ha dejado a nadie indiferente. Muchos padres con hijos pequeños protestaron contra la primera decisión tomada por la Corte. En la ciudadanía en general quedaba la sensación de desampararo ante las evidencias que demostraban los abogados y testigos.
La decisión de revocar el fallo anterior deja satisfechos en parte a los querellantes, ya que muchas pruebas no fueron consideradas por haber prescrito, entre ellos los testimonios del hijo de la Presidenta del Consejo de Defensa del Estado, Clara Szczaranski, lo que habría agravado la falta y subido los años de prisión del inculpado. Pero no todo está perdido en esta madeja de declaraciones y posiciones. Los políticos sólo desean estar lo más lejos posible de Lavandero. Los inmaculados de siempre entregan opiniones cada vez más light. Los afectados directamente en el tema respiran un poco más tranquilos pero no satisfechos. La ciudadanía, en general, piensa que el slogan de Justicia para Todos podría ser realmente efectivo si todos se lo propusieran.
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